Justo cuando se cumple ahora una año de mi análisis literario del auto judicial de imputación de la infanta Cristina y un poco menos del análisis teatral del interrogatorio a la infanta Cristina, me encontré deambulando por una bilbioteca de Bilbao, con este texto sobre el teatro-realidad o teatro-documento:
La Indagación es el modelo más lúcido del que Peter Weiss denominó como Teatro-Documento. Peter Weiss es tajante en sus Notas sobre el Teatro-Documento. Nos dirá por ejemplo en la nota 5: “El Escenario del Teatro-Documento no muestra ya la realidad momentánea, sino la copia de un fragmento de realidad, arrancado de la continuidad viva”. O en la nota 8, subraya:
El Teatro-Documento no se sitúa en el centro del acontecer, sino que adopta la posición del que observa y analiza. Con su técnica de montaje, hace resaltar detalles claros entre el caótico material de la realidad exterior. Mediante la confrontación de detalles contradictorios, llama la atención sobre un confilcto existente.
Ignacio Amestoy. Extracto del texto “Literatura e historia”. El testimonio del teatro.
La ficción de la verdad. Literatura e historia. Revista Anthropos número 240. Editor Jorge Urrutia. Cuadernos de cultura crítica y conocimiento.
A través del texto conocí la obra Die Ermittlung (La investigación) de Peter Weiss, basada en los juicios sobre Auschwitz y puesta en escena poco después de su conclusión en 1965. En ella se usa la palabra de testigos en el juicio (no sé hasta qué punto saca de lo que se dijo en él) para mostrar las contradicciones de los acusados.
Me vino a la cabeza la validez e importancia de la obra Ruz-Bárcenas, de la que aún tengo pendiente escribir una crítica. Se usa directamente el texto -editado- del interrogatorio del juez Ruz a Luís Bárcenas sobre la supuesta contabilidad b del Partido Popular. Digo supuesta, aunque cada vez menos supuesta y más verificada, contabilidad b del Partido Popular, de la que está a punto de cumplirse dos años desde que conocimos los “papeles de Bárcenas”. Es un buen ejemplo de cómo mostrar al público la complejidad de las tramas de corrupción y los textos o interrogatorios judiciales.
Y justo en los últimos días me he encontrado, o reencontrado, con otros textos literarios, no ya teatrales, que se adhieren a la realidad como A sangre fría de Capote o El adversario de Carrere, gracias a una crítica sobre la última novela de Javier Cercas: El Impostor. El libro, según parece, narra la vida, entre la verdad y la mentira, de Enrique Marco. Lo más conocido es que se hizo pasar por prisionero del campo de exterminio de Mauthausen y llegó a presidir Amical de Mauthausen, la principal asociación de españoles deportados a los campos nazis. Su periplo como impostor no se detiene ahí, también inventó un pasado como resistente antifascista que le llevó a presidir en 1977 el sindicato anarquista CNT. La realidad era otra: “porque Marco sí había estado en Alemania durante la guerra, pero como trabajador voluntario prestado por Franco al III Reich para devolver las deudas de la Guerra Civil”.
La realidad, aparte de ser perfecta, como enunciaba Joseph Hunter, es una fuente inagotable para la creación y la transformación. Escuchemos, veamos. Creemos.
Voy cerrando ya el texto, que los nazis ya han aparecido dos veces.