Este post es parte de la serie “Investigación colaborativa, divertida, barata, transmedia. Otras formas de entender la investigación” publicada a modo de cruce de posts entre numeroteca.org y voragine.net. Este trabajo se enmarca dentro de un estudio sobre Investigación en red coordinado por Mayo Fuster Morell parte de un proyecto más amplio sobre Juventud, Internet y Política bajo la dirección de Joan Subirats en el marco del grupo IGOPnet.cc, con la colaboración de Montera34, para la Fundación Museo Reina Sofía sobre adolescencia y juventud. #otrainvestigación
All those moments will be lost in time, like tears in rain. Time to die.
Blade Runner
Casi cada día hay una o varias ponencias impartidas por algún invitado o investigador en alguno de los 26 grupos de investigación del MIT Media Lab. A eso hay que sumar los diferentes eventos de carácter informal pensados para que los investigadores de diferentes grupos se conozcan entre sí. Se quiere construir un ambiente propicio para que unas disciplinas “polinicen” a otras y que surja la colaboración entre personas. Aun perteneciendo a la academia, al fin y al cabo Media Lab está en el MIT, intenta escapar de la ortodoxia de la investigación.
A las charlas que se organizan en el MIT Media Lab hay que sumar el resto de actividades que ocurren en el campus de MIT o en la vecina universidad de Harvard. Capturar y nutrirse de toda esa cantidad de información es una tarea imposible. Si alguien fuera a todos los eventos no tendría tiempo para hacer nada más. Para hacer frente a esa situación, aunque no solo por eso, dentro del Center for Civic Media se ha extendido la costumbre de pedir que alguien transcriba una charla cuando uno mismo no puede asistir al evento, lo llaman liveblog. Este tipo de documentación en directo se ha extendido a otras áreas, como reuniones internas o lluvia de ideas. El documento generado sirve para fijar la información en directo y en internet, y permite ampliar la difusión de la misma.
Una conferencia o una presentación de un libro son eventos efímeros. Habitualmente se les dedica un gran esfuerzo e intensidad para comunicar una información. Es una pena que una vez que han terminado se pierda lo allí ocurrido, como se pierden las vivencias del replicante al final de la película Blade Runner. Para contrarrestar esto, en lo que a divulgación científica se refiere, siempre ha existido la posibilidad de tomar notas, transcribir la charla, o bien, que el evento haya sido convenientemente grabado.
En el MIT Center for Civic Media existe la costumbre de transcribir colectivamente y en directo, liveblog en inglés, las charlas y presentaciones de los ponentes que pasan por allí. Como apuntan Matt Stempeck y Ethan Zuckerman, ávidos livebloggers, de este modo se consigue producir un tipo de documentación de encuentros y presentaciones que de otro modo no existiría. Esto permite ampliar la audiencia de un evento a gente que no haya podido asistir y genera un artefacto, un texto, que puede ser leído y reutilizado.
Siempre ha existido la posibilidad de grabar un evento, y desde hace menos tiempo la tecnología ha hecho asequible y sencillo incluso retransmitirlo en directo, en streaming, sin necesidad de grandes conocimientos técnicos. Sin embargo un liveblog genera una documentación instantánea mientras se produce el evento que es más sencilla y rápida de revisar que el formato audio o vídeo.
Las herramientas de software que permiten la edición simultánea de documentos de texto han revolucionado la forma en que se toman notas. Ver a varias personas transcribiendo por separado, cada uno en su ordenador portátil sin compartir lo que escriben, se ha convertido en algo obsoleto, al menos en el contexto del Center for Civic Media. ¿Por qué no intentar juntos una más completa y mejor documentación que luego se puede compartir con el mundo?
Stempeck y Zuckerman proponen un mínimo de 3 personas para hacer liveblogging mejor y más eficientemente:
Antes de comenzar cualquier evento alguien comparte el enlace al documento online que se va a utilizar. Programas como Googledocs o Etherpad permiten a varias personas editar simultánea y colaborativamente el mismo texto a través de un navegador de web estándar. Este software permite también un canal de chat paralelo a la charla que permite comentar y aclarar cuestiones entre los transcriptores. Para no tener que deletrear decenas de letras incomprensibles (https://docs.google.com/document/d/1dsyL8R3Jt7KIGK…) el creador del documento puede compartir por Twitter o enviar un email con el enlace, o bien crear una dirección acortada legible tipo http://bit.ly/linkaestacharla.
Habitualmente, el que empieza es el transcriptor, aquel que transcribirá lo más fiel que pueda lo que el orador está diciendo. No se trata de escribir palabra por palabra el discurso, a veces habrá que parafrasear para clarificar lo que dice. También se pueden incluir citas literales, convenientemente marcadas entre comillas. En ponencias prolongadas, y dependiendo de la pericia del transcriptor, será necesario más de un transcriptor para poder hacer turnos. A veces 2 transcriptores pueden ir turnándose por frases o ideas.
El buscador de links es el encargado de buscar enlaces relacionados o fuentes originales sobre lo que el orador está hablando. Dependiendo del tipo de evento esta función puede ser muy laboriosa o ligera.
El pulidor presta atención al evento en su conjunto y va limpiando y reordenando lo que ha sido transcrito. Su función es la de convertir un texto que no tiene por qué ser coherente en algo organizado y legible para alguien que no haya estado en el evento. Para ello puede añadir información de contexto o eliminar párrafos innecesarios. Habitualmente va 10 ó 20 minutos detrás del transcriptor para no pisarse en la edición de las mismas frases.
Mediante este método, unos minutos después de terminado el evento, preguntas y respuestas incluidas, puede publicarse un resumen muy completo de lo que ha ocurrido. Esta inmediatez es especialmente útil en el contexto de conferencias con muchas ponencias o de cualquier vida ajetreada, donde no hay tiempo para revisar nuestras propias notas y publicarlas. El esfuerzo colectivo puede ayudarnos a publicar algo que de otra manera se quedaría en nuestra libreta o disco duro sin ver la luz. Hará falta un editor final que revise y dé la forma final al texto, pero el proceso distribuido facilita la tarea.
La ponencia, ahora plasmada en forma de texto, es más fácil que sea leida y usada (remezclada). Los 30-40 minutos de palabras en el aire han quedado traducidos a un texto. Del texto se pueden extraer párrafos o frases para difundir a través de email o redes sociales, o resumir y contrastar con otras ponencias. Se facilita que la información fluya por diferentes canales y plataformas online, posibilitando, o mejor dicho ayudando a que surjan narrativas transmedia. Tener la charla transcrita tan solo unos minutos después facilita el proceso transferencia de conocimiento, cuando todavía las ideas están calientes en nuestra cabeza.
Este proceso es válido también para reuniones internas de un grupo, donde antes era necesario la figura del secretario o tomador de notas que levantaba acta. Ahora esa labor puede ser compartida por diferentes participantes, convirtiendo las notas en una construcción colectiva que puede servir también para estructurar la reunión. Es especialmente útil para reuniones en conferencia, donde los presentes no comparten el mismo espacio físico.
El cambio en la dinámica de documentación de la investigación es reseñable. Ya no se documenta para después compilar y difundir. La documentación, con leves retoques, es la difusión a la vez que el archivo del proceso.
Usamos este tipo de tácticas de documentación en diferentes grupos de investigación. Son especialmente idóneas cuando se dispone de poco tiempo y la estructura de la organización es ligera sin roles claramente definidos. Este era el caso de Occupy Research.
Occupy Research: red abierta y distribuida
Unas semanas después de que el movimiento Occupy empezara a andar en septiembre de 2011 en Nueva York, un grupo de gente conectada con el movimiento puso en marcha Occupy Research. El objetivo era activar una red de personas para coordinar las diferentes investigaciones que se estaban haciendo desde dentro y fuera del movimiento sobre Occupy. La idea era compartir y hacer distribuida y abiertamente lo que algunos grupos y personas ya estaban realizando, entre otras cosas: entrevistas en las acampadas o archivos de tuits (mensajes de Twitter). El objetivo era estudiar el movimiento Occupy a la vez que “ocupar” (occupy) también la investigación. Esto es, aplicar prácticas horizontales y distribuidas a la investigación y liberar con licencias libres lo investigado, al hilo de la filosofía de lo que estaba sucediendo en las acampadas y plazas.
Después de algunas reuniones en Boston, y en algunas de la acampadas que habían establecido sus propios grupos de trabajo de investigación, relacionados o no con la iniciativa Occupy Research, se organizó una quedada online para conocerse y compartir los intereses de cada uno. Unas 30 personas desde varios países hablaban a la vez que tomaban notas online en un documento compartido. El enlace a las notas de la reunión se difundía a través de una wiki, de la lista de correo y de las redes sociales del momento (Twitter, Facebook). No era necesario que “pasar a limpio” las notas: el documento que servía para organizar el orden del día de la reunión era el lugar donde se anotaba todo lo que se decía: presentación e intereses de cada uno, objetivos del grupo, investigaciones en marcha o propuestas de grupos de trabajo. Los que no habían podido asistir a la reunión podían enterarse de lo que había ocurrido y ponerse al tanto.
En una estructura ligera y distribuida como Occupy Research era necesario que el mantenimiento fuera distribuido y descentralizado. Cuanto menos carga de trabajo, mejor para permitir su funcionamiento, ya que no contaba con nadie que se dedicara en exclusividad a ello. Aún así era necesario que alguien se encargara de alimentar y apoyar esa red para que continuara activa: organizando las llamadas y anunciándolas o limpiando y reorganizando los contenidos en la wiki, un trabajo de editor.
Muy pronto la wiki tuvo que protegerse de los trolls mediante una contraseña, para prevenir la vandalización de los contenidos. Como estaba puesto en uno de los documentos compartidos: PLEASE DON’T TWEET LINK TO NOTES UNTIL AFTER CALL – NO TROLLS! Es el peligro de lo abierto, pero también síntoma de que el proyecto ha atraído suficiente atención como para que alguien lo quiera estropear. Como regla general suele ser mejor dejar que los usuarios contribuyan libremente hasta que esto pueda suponer un problema, en vez de cerrar la libre participación desde el inicio.
[En el próximo capítuo veremos cómo se puede mantener viva una red de investigación distribuida: los pros y los contras de los hackathons.]
La respuesta a este texto llega el jueves 6 de febrero a las 9.00h en el blog de voragine.net.
Entregas anteriores de la serie:
- Investigar (es ir) haciendo y compartiendo: Demo or die, en numeroteca.org.
- Investigar sin darse cuenta: #meetcommons, acción y documentación colectiva, en voragine.net.
- Investigar (es ir) haciendo y compartiendo: Public Lab y PageOneX, en numeroteca.org.
- Investigar sin darse cuenta: archivos personales, en voragine.net