Que quieres bajar una rola…
Que quieres tener una novia…
Que quieres hacer una fiesta…
Si quieres leer las noticias…
…búscala en internet.El Internet. Los Alguien.
Un día como hoy es un día cualquiera. Recapitulando lo que ha pasado he estado en contacto a través, por y para internet con gente en India, Francia, Buenos Aires, Sao Paulo, Egipto, España y en la ciuda de al lado, Somerville. He llamado por teléfono a través de internet, hablado por skype, chateado, escrito emails y dejado unos cuantos sin contestar. He coescrito en google docs, etherpad, comentado código rails en github, twiteado, preparado dos newsletters, descargado un torrent, escrito en html y css. He mirado el precio de un vuelo, leído varios periódicos, algún blog, y buscado un dvd en la red de la biblioteca. Y no es solo que haya usado internet, parte del día ha sido construir plataformas, webs y aplicaciones para la web: dar los últimos retoques a una plataforma de innovación en arquitectura; retomar el proyecto de web para acabar por fin (si es que alguna web se puede dar por terminada) la alianza global de recicladores; o comentado el código de la aplicación que permite analizar portadas de periódicos.
Por eso digo que gran parte del día ha sido por, para y en internet.
Para rematar hemos visto el documental Catfish: sobre la relación de un tipo de New York con una niña pintora de Illinois a través de Facebook. El resto sería estropearos la película pero [spoiler] me ha dejado una sensación de desasosiego grande. Y eso sumado a que hace unos días reconocí en una foto de móvil en las escaleras de la biblioteca pública de Boston a un amigo que hacía muchos años que no veía (y al que no he visto todavía). Resulta que está viviendo en Boston.
Todo eso es internet. Todo eso es mi día a día. He “tocado” casi los cinco continentes, me falta Oceanía pero… ahora recuerdo que mirando las estadísticas de una de las plataformas he visto que había una visita de Nueva Zelanda, de unos pocos minutos antes: un amigo a quien acabábamos de enviar una newsletter está de viaje por allí.
Mientras esta mañana esperaba que un antivirus terminara el trabajo que comenzó ayer por la noche, leía un libro sobre internet. Y por no tener internet a mano no pude recuperar mi número de móvil, porque no podía acceder a mi perfil online desde la tienda de móviles para mirar el código postal que había metido. El dependiente, porque las “reglas” no se lo permitían, no podía mirarlo en el internet.
Y todo esto ha pasado sin tener internet en casa, escribiendo estas palabras en un archivo .txt que no estará en internet hasta que tú lo leas, o hasta que tú no lo leas no estará en internet. Hoy me he conectado en la biblioteca, o en las oficinas o casas de amigos. De hecho, se hace raro escribir sin estar conectado, cuando ya todas las wifis que hace unos días pirateábamos ya no funcionan. Se hace raro escribir sin el respaldo del salvado automático de google docs. Pero la tranquilidad se agradece.
Y todo esto con la wifi de mi ordenador que falla, habiendo enviado solamente un twit, sin facebook y con la mitad de la gente que conozco de vacaciones o alejados de el internet.
¿Que qué quiero decir con esto? No lo sé muy bien. No es la exégesis de Philip K Dick, ni ningún tipo de revelación mística, pero sí se me han abierto lo ojos esta noche para darme cuanta de cómo me rodea internet, y de cómo, si la red cayera, viviría mucho más tranquilo y por fin podría dedicarme a la música, pero ¿dónde subiría mis canciones para que tú las oyeras?
Ups, ahora no puedo enviar este archivo a nadie. Tendré que esperar a mañana. Bendita no internet.
Buenas noches,
p
pd: Lo que no he conseguido es cerrar el trámite para solicitar internet en casa. Necesito llamar por teléfono y enviar alguna cosa por fax… cosa que también haré por internet.